Su popularidad alcanza actualmente un 67%, todo un récord, que todavía tiene que pasar el test de los últimos meses y de la agudización de los efectos de la crisis. El ex presidente Lagos salió con altos índices de aprobación de La Moneda, pero después se desplomó. ¿No teme que le ocurra el mismo fenómeno si el 12 de marzo empieza a ser vista como candidata?
Soy consciente y me siento honrada de que la gente reconozca los esfuerzos que se están haciendo. Y siempre es más fácil gobernar con índices de aprobación altos. También soy sumamente realista, que lo que se viene por delante es un año muy complejo. Pero mi preocupación -aunque no lo crea- no es el resultado de las encuestas. Mi gran preocupación es si todos los esfuerzos que estamos haciendo contra la crisis serán suficientes.
¿Está de acuerdo en que uno de los factores para medir el éxito de su gobierno será si logra traspasarle la banda presidencial al candidato de su coalición, Eduardo Frei?
La evaluación de mi gestión como gobernante se va a realizar en función del cumplimiento de mis compromisos y de la capacidad de tomar decisiones en momentos difíciles, como en la actual crisis. Pero también soy una convencida de que la Concertación ha sido capaz de garantizar la gobernabilidad, el crecimiento con desarrollo y la protección social. Mi candidato, por lo tanto, es Eduardo Frei.
Sin embargo, tanto por historia como por estilo, usted se parece más a Marco Enríquez-Ominami. Su candidatura se impuso por las encuestas, al margen del establishment, con un discurso diferente de lo tradicional y también era vista con mucha desconfianza por los barones de su partido y de la Concertación.
Las comparaciones son siempre odiosas. Le puedo decir que en cada ocasión la gente escoge de acuerdo con las necesidades del momento. Siempre y más aún en un año como este, lo más importante es quién da confianza y credibilidad, quién tiene una visión de Estado y sabe velar por los intereses del país, quién garantiza seriedad. Para mí, la persona con esas características es Eduardo Frei.
Pero la clase política tradicional también cuestionó en su momento su capacidad para administrar el Estado, tal como se ha hecho con Enríquez-Ominami.
No estoy cuestionando las capacidades de ninguna de las personas que aspiran a la Presidencia de la República ni estoy haciendo comparaciones.
¿Cual es su opinión de él como candidato? Usted lo conoce, entre otras cosas, su madre es muy amiga y vecina de la abuela adoptiva de Enríquez-Ominami -madre del senador Carlos Ominami- y tengo entendido que todos los años se encuentran en la celebración del cumpleaños.
Mi agenda presidencial no me ha permitido asistir a todos los cumpleaños, he ido a algunos. Como a otros candidatos que están postulando, lo conozco y lo respeto. A otros incluso los conozco desde hace más años que a Marco. Si bien en mi vida personal los afectos cuentan mucho, en mi vida política pienso en lo que es mejor para el país y tengo claro qué es lo más conveniente para Chile hoy.
Hablando de separar afectos de decisiones políticas, muchos consideran que a veces es muy generosa a la hora de evaluar a los colaboradores más leales. Uno de los casos mencionados es el del actual ministro de Defensa, Francisco Vidal.
En mi relación con los miembros de mi gabinete yo establezco una manera de liderazgo que ha sido siempre de confianza; de diálogo en los momentos que hay que tener diálogo, pero también de mando y de conducción cuando es necesario. El ministro Vidal ha sido una persona extraordinariamente leal con el gobierno y con la Presidenta, ha cumplido cabalmente las misiones que se le han encomendado. Eso le ha valido ataques y costos personales. Cuando yo he sentido que algo de lo dicho o hecho por el ministro ha requerido una intervención mía, la he realizado por las vías adecuadas, tal como con el resto del gabinete.
Como Presidenta, usted también es líder de la Concertación, aunque no interfiere mucho en los partidos y muchos lo consideran sensato porque, de hacerlo, los costos serían mucho mayores que los beneficios. ¿Existe hoy alguien capaz de ordenar a la Concertación?
La Alianza ha tenido muchos más momentos de complejidad. Pero efectivamente, la Concertación ha tenido problemas, que atribuyo a que muchas veces los liderazgos personales se ponen por encima de las tareas colectivas. El mayor problema de la Concertación han sido los personalismos. Pero quiero ser bien clara en que, con todo, a la hora de la verdad -más allá de los dimes y diretes- ha sido capaz de ordenarse en los temas relevantes, como escoger un candidato único. Creo que llegó la hora de que la Concertación se ordene una vez más. No me cabe la menor duda, además, de que Eduardo Frei tendrá un programa que represente al conjunto de la Concertación.
Usted enfrentó a Sebastián Piñera en las pasadas elecciones presidenciales y le ganó. En una disputa como esa se estudian y se conocen bien las debilidades y fortalezas del adversario. ¿Cuáles usted destacaría entre las del candidato de la Alianza?
(Mantiene silencio algunos segundos) Conozco a Sebastián Piñera, tengo opinión formada sobre él, pero como Presidenta no me voy a pronunciar.
Cada vez que se le pregunta respecto de lo que piensa hacer después del 11 de marzo del próximo año, su respuesta es que no lo ha pensado… Disculpe, pero es muy difícil creerlo.
Pero es cierto.
Piense ahora en la pregunta más importante: ¿tiene en mente volver a La Moneda, ya que va a salir joven (58) como para aspirar a un segundo mandato?
Las únicas veces en que me pongo a pensar en qué pasará el 12 de marzo en adelante es cuando los periodistas me hacen esa pregunta. No es un tema que me haya ocupado muchas horas. Lo que puedo decir es que no me veo en un cargo privado después de mi gobierno. Sí quiero seguir aportando, no tengo edad para jubilarme de la vida pública después de mi gobierno.
El único plan que ha develado para después del 11 de marzo es su intención de escribir un libro titulado "No a la impunidad". El anuncio lo hizo en un momento difícil de su gobierno y quedó la impresión de que se trataba más bien de un desahogo.
No fue un desahogo. Lo que pasa es que hay hechos que no sucedieron como han sido presentados. Quiero mostrar cómo y por qué se toman las decisiones.
¿Por qué "No a la impunidad"?
Era un título provisorio, probablemente, porque en ese momento había en la prensa muchas interpretaciones sobre mi gobierno que no se ajustaban a la verdad. Yo creo que eso tiene que ver con que a mí me aplican códigos políticos tradicionales que no cuadran con mi estilo ni personalidad. No me gusta, obviamente, leer versiones que no corresponden a la realidad.
Una vez al Presidente Salvador Allende le preguntaron qué era lo más desagradable del ejercicio de la presidencia y dijo que era leer los diarios...
(Risas) Yo lo digo de otra manera: una vez preguntaron cómo lo hacía para no creerme la muerte todos los días, dada mi condición de primera mujer Presidenta de la República, contesté: leyendo los diarios todos los días. ¿Y cómo lo hago para no deprimirme? Cada cierto tiempo dejo de leerlos. Pero, volviendo al tema del libro, creo que es necesario.
¿Por qué?
Cuando a una persona le ha tocado ser primera en cualquier ámbito -en mi caso la primera mujer Presidenta de la República, en un contexto político muy cambiante- es bueno dejar un recuerdo escrito sobre lo que significó aquello, qué impacto tuvo en la posibilidad de gobernar de peor o mejor manera, en las decisiones que se tomaron. Tuve que enfrentar varios problemas por esa condición. Prejuicios, machismo, entre otros, pero también montones de oportunidades. Y esa experiencia es algo que muchas mujeres del mundo quieren poder conocer, compartir.
¿Le molestó que Ricardo Núñez revelara hace pocas semanas que usted lloró en alguna de las reuniones con los barones del PS en los momentos en que se definía su candidatura presidencial y ellos la miraban con desconfianza y preferían a José Miguel Insulza?
No lloré en ninguna reunión con ellos. Lo que hice fue plantearles con mucha firmeza mi molestia frente a algunas situaciones, algo que me imagino ellos interpretaron como una pataleta.
¿Qué es lo que la enoja actualmente?
Primero, tengo buen carácter en el sentido de ser paciente. Pero me enoja mucho la negligencia, la falta de sensibilidad y lo que me irrita sobremanera es que alguien crea que yo quiero escuchar halagos. Me gusta que me digan las cosas como son.
Hablando de ser paciente, ¿cual es su interpretación para el desaire que le hizo Fidel Castro en Cuba al publicar una columna dando su versión del encuentro que sostuvo con usted? Por un lado, se ha dicho que fue un coletazo de las diferencias entre los dos hermanos Castro. Por otro, un ajuste de viejas cuentas de Fidel con la izquierda chilena.
Primero, quiero decir que considero que fue adecuada, correcta y positiva mi visita a Cuba, donde firmamos acuerdos importantes. Ya no estamos en la Guerra Fría y hoy es el tiempo del diálogo y la cooperación con todos. Barack Obama está aplicando esa misma política. Respecto de Fidel Castro, ya manifesté que no comparto lo que dijo, especialmente sus expresiones sobre el tema marítimo con Bolivia.
¿No se sintió traicionada ?
(Silencio) Más allá de mis críticas a lo planteado por él, también creo que hubo un aprovechamiento político del episodio por parte de quienes siempre se opusieron al viaje.
En su discurso de victoria, en enero del 2006, usted señaló que iba a cambiar el estilo de hacer política en Chile. Ahora que está en su último año de mandato, ¿cree que de verdad lo va a lograr?
Si yo fuera Clodomiro Almeyda le diría nadie está obligado a lo imposible. Sí pienso que parte de la aprobación a este gobierno tiene que ver con un estilo más cercano a la gente y con más sello social.
¿No cree que el hecho de que el ex Presidente Eduardo Frei sea el candidato oficial de la Concertación revela que no ha habido mucho cambio en la política chilena?
Salvo contadas excepciones, todos los candidatos son personas que ya tienen bastante recorrido en la política, ex senadores, ex ministros de Estado. Eso, como siempre, significa la posibilidad de estar en contacto con experiencia para enfrentar momentos difíciles en un gobierno.
¿Qué piensa de la adhesión del senador Fernando Flores a la candidatura de Sebastián Piñera?
Hay algo que me llama la atención: él apoyó mi candidatura el año 2005 y ahora apoya la candidatura de quien fue mi adversario. No tengo más comentarios.
Usted también ha cambiado. ¿Flores no tiene derecho a hacerlo?
Todos tenemos derecho a cambiar. Pero cuando uno representa a personas, es legítimo que se vea con dolor un cambio a la vereda del frente.
CHILE: Michelle Bachelet: "Llegó la hora de que la Concertación se ordene"
domingo, 10 de mayo de 2009Etiquetas: BACHELET, CHILE, CONCERTACION, CRISIS MUNDIAL, ELECCIONES, ENCUESTAS, IMAGENES, LA TERCERA, NOTICIAS, POPULARIDAD
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